Los prados de siega ocupan el fondo de valle, amplio y abierto. Estos prados se siegan cada verano para obtener de ellos la hierba. Por contra, en las laderas más pendientes y en especial en los puertos, situados a mayor altitud, prosperan también pastizales que, a diferencia de los anteriores, son aprovechados a diente por el ganado. Estos pastos, frescos durante todo el verano, fueron aprovechados por los grandes rebaños de merinas trashumantes que tenían aquí alguno de los mejores puertos de la cordillera.