La amplitud de los prados babianos se hace especialmente patente en el entorno de Cabrillanes. Basta con recorrer la carretera que comunica los distintos pueblos de este municipio para cerciorarse de la magnitud del fondo del valle, que aparece cubierto, casi en su totalidad, por extensos prados de siega. Su vocación es eminentemente ganadera y en ellos se ha basado, en buena medida, la economía local tradicional.