La densidad de la copa de los robles es alta, pero no lo suficiente como para impedir la llegada de los rayos solares al sustrato; por ello, el sotobosque aparece bien desarrollado, lo que permite al urogallo vivir en estas laderas. Además, puntualmente aparecen pastizales intercalados entre los árboles, lo que resulta vital para muchas especies de animales herbívoros.