Los árboles y arbustos que crecen alrededor de las huertas y de los prados han dado origen a un ambiente muy singular. Moldeados por los propietarios de las fincas y reforzados con restos de poda, estos cierres naturales o "sebes" acogen a una larga lista de aves, como el alcaudón dorsirrojo, el petirrojo, el herrerillo común, el gorrión molinero, etc.