El verdor de los pastizales del fondo del valle y el ambiente fresco y húmedo de las lagunas y de los arroyos, contrastan de forma manifiesta con los afloramientos rocosos que dan forma a las grandes montañas que constituyen los Picos Albos. En ellas impera un ambiente agreste y muy inhóspito, en el que la vegetación y el agua son muy escasos y donde el calor se acentúa en verano y el frío es mucho más agresivo en invierno.