Gran parte de la atmósfera especial que envuelve a Babia es consecuencia de la pureza de su aire, gracias a la cual es posible obtener amplias panorámicas de su territorio, paisajes interminables que acaban por confundirse con el cielo. Algunas aves sobrevuelan una y otra vez los inmensos roquedos del macizo de las Ubiñas, gozando de la suerte de contemplar este fabuloso macizo a vista de pájaro. Es el caso de las chovas piquirroja y piquigualda, de la corneja o del cuervo, pero también del águila real.