Desde la collada de Aralla de divisa gran parte del valle del río Luna. En las zonas más altas, el paisaje está dominado por pastizales y matorrales, entre los que destacan las escobas, que tiñen el paisaje de amarillo durante la primavera. La zona fue tradicionalmente ocupada por los rebaños de merinas trashumantes, que tenían en la misma collada uno de sus puertos de verano. Todavía son visibles los restos de algunos de los cercados y chozos de la majada.